
La Virgen de Guadalupe se apareció en Ecatepec el 12 de diciembre de 1531, en la comunidad de Santa María Tulpetlac. En ese lugar se creó un templo religioso para venerar aquella visión que ocurrió a 13 kilometros del cerro del Tepeyac.
El templo fue levantado en lo que fuera la casa del indígena Juan Bernardino – tío de San Juan Diego– quien se encontraba enfermo de fiebre mortal y al recibir la visita celestial sanó por completo, según cuenta la cronista María de Jesús Turcio Pérez.
Año con año, ese lugar recibe miles de visitantes nacionales y extranjeros que, movidos por su fe, acuden a conocer el sitio, reconocido como lugar de veneración Mariana por el Papa Pío XII.
Antes, los habitantes de Tulpetlac –cuyo nombre significa “lugar donde hay tule” en náhuatl–, se dedicaban a la hechura de petates y a la fabricación artesanal de artículos elaborados con fibras de maguey como ayates o canastas. Las narraciones cuentan que María Lucía, esposa de San Juan Diego y también oriunda de Tulpetlac, elaboraba en telar las tilmas que él utilizaba.
Después de la aparición, la que fuera la choza de Juan Bernardino se convirtió en la Ermita Guadalupana, una estructura con un techo de dos aguas en la que levantaron un altar de piedra dedicado a la Virgen de Guadalupe en Ecatepec y que, desde entonces, recibe a los peregrinos que recorren los pasos de San Juan Diego para venerarla a partir del 9 de diciembre.
Ya en 1960, con la llegada del sacerdote Enrique Amezcua, comenzaron los trabajos para convertirla en el santuario que hoy es y que consiste en un templo, un criptario y un pasaje donde se puede ver una recreación de la choza de Juan Bernardino y la imagen de la Virgen de Guadalupe acompañada de la bandera de México.
¿Santa Clara Coatitla o Cuautitlán?
La cronista María de Jesús Turcio asegura que existe un conflicto entre los habitantes de Tulpetlac y los del municipio de Cuautitlán por el lugar donde nació y vivió Juan Diego, pues es posible que fuera oriundo de Santa Clara Coatitla y no de Cuautitlán.
Es probable que su lugar de residencia se haya confundido durante siglos pero al no existir un registro de dónde nació, no ha sido posible aclararlo, aunque la historia deja ver que durante el tiempo de las apariciones de la Virgen de Guadalupe, vivió en Tulpetlac, explica la cronista.
La quinta aparición de la Virgen de Guadalupe en Ecatepec
Según los relatos, Juan Diego se encontraba en la choza de su tío moribundo. En ese entonces, la imagen religiosa se le había revelado dos días antes para encomendarle la misión de hablar con el obispo Fray Juan de Zumarraga y decirle que la Virgen de Guadalupe deseaba que se le construyera un templo en el Tepeyac.
Juan Diego salió a buscar un sacerdote para que confesara a su tío, pero para evitar encontrarse con la Virgen de Guadalupe le dio la vuelta al cerro, aún así, María se le apareció y le dijo: “¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? No te preocupe ni ésta ni otra enfermedad porque tu tío va a estar bien, ¿no estás tú en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿Qué más te hace falta?”
Lleno de entusiasmo Juan Diego cumplió el encargo sin saber que ese mismo día, el 12 de diciembre, se había presentado en la humilde choza de su tío para devolverle la salud y pedirle que diera testimonio ante el obispo para hacerle saber que quería ser llamada Santa María de Guadalupe.
En Santa María Tulpetlac existen nueve conventos y órdenes religiosas entre la que se encuentran las Hermanas de San Juan Diego que se dedican a la evangelización en los barrios más pobres de Ecatepec.
La religiosa Mónica Sánchez perteneciente a esta congregación cuenta a Ektpnc que, como en todos los lugares donde han ocurrido apariciones Marianas, en el santuario brota agua sin razón aparente, y esta, se dice, ha traído salud a muchas personas.
Para Sánchez, al ocurrir la quita aparición de la Virgen de Guadalupe, además de haber santificado el lugar, la choza podría considerarse como el centro de la espiritualidad católica en Ecatepec.
En esta temporada, los grupos más números de peregrinos vienen de Puebla, en contingentes de hasta 1,500 personas. Así como ellos, han llegado visitantes de Croacia, Alemania, Italia, Francia y Estados Unidos; sin embargo, explica Virginia Valerio, encargada de la tienda del lugar, los ecatepenses son quienes menos asisten pues desconocen la historia y la importancia del sitio a nivel religioso.
“Este lugar es importante porque tiene dos puntos de vista: el histórico por el lugar en sí mismo y el religioso por la aparición de la Virgen de Guadalupe. La historia oral preserva y confirma estos hechos” cuenta.